Angélica Mejía es una joven y talentosa diseñadora de Cartago, Valle del Cauca, quien desde muy pequeña mostró un interés especial por el vestuario; primero, a través de su gusto por el estudio de las prendas que visten en distintas culturas del mundo; y segundo, por la influencia que recibió de su abuela, una modista huilense que disfrutaba confeccionándole distintas prendas a su nieta.
Además, Angélica cuenta que ella acompañaba a su abuela a comprar distintas telas y así empezó a aprender sobre estas. Ella afirma: “para mí el sonido de la máquina de mi abuela era como música”
Así mismo, ella dice: “yo empecé a crearles vestidos a las barbies con chaquiras, canutillos y otras intervenciones. Además, siendo chiquita empecé a aprender crochet, bordado, punto de cruz etc.” Angélica expresa que todos los caminos la conducían al diseño de moda. Por eso, cuando se graduó del colegio sin dudarlo decidió estudiar esta carrera.
Debido a lo anterior, Angélica comenzó a estudiar diseño de moda en la Universidad del Área Andina. Al respecto ella menciona: “en la universidad empecé a explorar muchas texturas, quería hacer distintas intervenciones, también empecé a explorar distintos segmentos: femenino, masculino, infantil. Pero, cuando ya estaba terminando la carrera quise volver a mis raíces: los bordados”
De otro lado, es importante mencionar que Cartago, la ciudad de donde es oriunda Angélica, durante generaciones ha cultivado el hermoso oficio del bordado artesanal, el cual es realizado en su gran mayoría por mujeres. De allí, el interés de Angélica por seguir cultivando esta gran tradición.
Los bordados de esta diseñadora son inspirados en la naturaleza. Es común ver en sus diseños las aves endémicas y mariposas propias de la fauna colombiana.
Con respecto a lo anterior, ella expresa: “la monarca es super especial para mí. Tiene algo mágico, también los pájaros de Colombia por los colores y las formas”.
Prendedor bordado a mano loro cabeza azul.
Además, es importante contar que los accesorios y prendas de Angélica se destacan por sus colores fuertes y vivos. Ella suele utilizar paletas de colores llamativas y contrastantes, porque quiere contagiar de alegría a la mujer que luce una prenda o accesorio suyo.
Prendedor inspirado en el desierto de la Tatacoa.
El trabajo que desarrolla esta joven diseñadora es importante porque continua cultivando una tradición, y su meta es fortalecerla aún más. Ella quiere que los bordados de Cartago cobren nuevamente protagonismo y que se conozcan a nivel internacional.
Angélica, además de tener su marca propia llamada Kelica Studio, también enseña sobre el bordado. Ella dice “me gusta que cuando las personas aprenden a bordar conocen lo que cuesta y lo que implica”. Ella considera que esa es una manera de enseñarle a las personas a valorar lo artesanal.
El proceso creativo de Angélica es intuitivo, por ejemplo ella cuenta que cuando saca un boceto no le hace guía de color. Ella deja que “el bordado le hable”. También hace énfasis en que el bordado es paz y tranquilidad. Este fue una terapia importante para superar el duelo por la muerte de su abuela amada.
Por último, compartimos una reflexión de ella: los diseñadores somos solucionadores de problemas. Hay que diseñar para que la otra persona se sienta bien. Así mismo afirma que el diseño de moda es una carrera hermosa, pero no todo es glamour ni pasarela. Por ejemplo, cuando se trabaja con comunidades o con artesanos, hay que trabajar con mucha humildad y cocrear. Hay que trabajar desde la escucha.
Cada vez que apoyas el comercio local y artesanal estás apoyando la preservación de una tradición y por tanto muchos sueños.
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